sábado, 12 de febrero de 2011

El monasterio de Santa María la Real de Las Huelgas - Burgos

 El monasterio de Santa María la Real de Las Huelgas es un monasterio de la congregación de monasterios de monjas cistercienses de San Bernardo. Fue fundado en 1189 por el rey Alfonso VIII de Castilla.


Está situado al occidente de la ciudad de Burgos (España), algo retirado del río Arlanzón, en un terreno llano que antiguamente estaba ocupado por prados y que era conocido como "Las Huelgas", que era la forma en que se denominaba al terreno que no se podía utilizar. Forma parte del Patrimonio Nacional.

 Existía un pequeño palacio en estos terrenos donde está ubicado el monasterio, del cual se conservan algunos pequeños vestigios. El lugar fue elegido por el rey Alfonso VIII y su esposa Leonor de Plantagenet para levantar un monasterio cisterciense femenino que se fundó en Junio de 1187.
Fue la reina Leonor quien puso mayor empeño en conseguir esta fundación con el fin de que las mujeres pudieran alcanzar los mismos niveles de mando y responsabilidad que los hombres, al menos dentro de la vida monástica. Elevaron al papa Clemente III la petición para fundar y consagrar el nuevo monasterio, petición que fue concedida de inmediato. Los reyes donaron cerca de cincuenta lugares cuyas tierras constituyeron desde el principio un importante patrimonio que se multiplicaría con el tiempo. Se conserva la carta fundacional del rey que empieza diciendo:
Yo, Alfonso, por la gracia de Dios, rey de Castilla y Toledo, y mi mujer, la reina doña Leonor…
Cîteaux otorgó a este monasterio el derecho a instituirse como matrem ecclesiam equiparándose así al gran monasterio francés de Fontevrault. En 1199 se convirtió definitivamente en casa madre de los monasterios femeninos de Castilla y de León.
La vida del monasterio dio comienzo con un grupo de monjas que llegaron desde el Monasterio de Santa María de la Caridad de Tulebras (en Navarra), donde existía desde 1157 el primer monasterio cisterciense femenino de la península. Las dos primeras abadesas fueron la infanta de sangre real Misol (o Mariasol) y la infanta Constanza, hija de los reyes fundadores.
La abadesa de Las Huelgas llegó a disfrutar de una autonomía y poder tan elevados que sólo dependía del papa y estaba por encima de la curia episcopal. La abadesa, como mujer, no podía confesar, decir misa ni predicar, pero era ella quien daba las licencias para que los sacerdotes hicieran estos trabajos. La concesión era dada en nombre de Dios y de la Sede Apostólica. Era dueña de un señorío material y un señorío jurídico. El señorío material estaba compuesto por:
  • 54 villas
  • tierras
  • molinos
  • exenciones fiscales de pontazgo, portazgo y montazgo.
El señorío jurídico tenía su propio fuero, cuyas leyes en el tema civil y criminal dirigía y vigilaba la abadesa. Podían nombrar alcaldes y ejercían su jurisdicción sobre un buen número de monasterios cuyas abadesas eran nombradas por la abadesa de Las Huelgas.
Todos los privilegios se mantuvieron intactos a través de los siglos hasta el siglo XIX, en que fueron suprimidos por el papa Pío IX.
Durante la Edad Media, en este monasterio se llevaban a cabo ceremonias tan importantes como las de coronar reyes y armar caballeros. Entre los caballeros armados antes de ser reyes figuran Fernando III el Santo, Eduardo I de Inglaterra, Alfonso XI de Castilla y de León, Pedro I el Cruel (que además nació en la torre defensiva del edificio) y Juan II. Los reyes coronados aquí fueron Alfonso XI y su hijo Enrique II de Trastámara. También tuvo gran importancia como panteón real y de nobles, con magníficos sepulcros, muchos de los cuales fueron profanados durante la Guerra de la Independencia Española.
Durante la Guerra Civil Española, el día 2 de diciembre de 1937 se celebra en este monasterio el I Consejo Nacional del Movimiento.[1]
En la actualidad este monasterio está gobernado por monjas cistercienses. Tiene diez habitaciones preparadas para retiro espiritual de mujeres que lo soliciten. La abadesa actual no tiene mandos ni privilegios especiales civiles ni jurídicos. Tanto ella como la comunidad de monjas dedican su vida a la oración y a atender unas mínimas posesiones.

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